viernes, 26 de agosto de 2016

Día2. Camino a lo desconocido...


Vuelvo a hacer la maleta. La conversación del día anterior con Zowie ha dejado poco tiempo libre, llevó a horas de reflexión y de trabajo. Había que ponerse manos a la obra en plantar la semilla. Coger esa libreta en blanco que metí en la maleta y darle vida por fin a las palabras detrás de las fotos.
Hace algunos meses que reactivé la cuenta de Instagram, en ella voy colgando las fotos que tengo y quiero guardar para el infinito del infinito. He de reconocer que soy bastante desastre para la tecnología, que antes compararé un bolígrafo negro o una libreta que un teléfono móvil. Por lo que después de perder el último teléfono móvil con todas las fotos del hasta ahora MEJOR año de mi vida con casi 5.000 fotografías, de intentar recuperar las máximas posibles y comprobar que sin una copia de seguridad hay fotografías que no volverán a aparecer de nuevo en tu vida. (esto pasa a ser una #notaparareflexión posterior). Por eso me dediqué a un ejercicio, colgaba una foto del lugar dónde me encontraba y una foto de un viaje que quisiera guardar hasta el infinito. Me autoimpuse esa norma. Necesitaba saber cuánto tiempo del día requiere mantener una red social, empezar a investigar otra forma de promoción, de poder utilizar todas las herramientas posibles para viajar. #instagram, que maravillosa página, permite ver los lugares pero permite conocer personas estupendas.
Pero he dicho que soy de la vieja escuela y que no olvido la libreta bonita. El pasado Sant Jordi regalé una libreta bonita a otra persona que me sirve de inspiración, pero eso fue entonces... HOY estreno mi libreta, en el sentido que ayer cuajó en la larga conversación que tuve con una de mis musas. Zowie, esa mujer valiente que está dándolo todo por llevar su proyecto adelante y pesar de las vicisitudes que se le presentan a diario, a pesar de que el tiempo apremia el próximo fin de semana estará en un mercadillo de artesanía en Manresa. En ese momento realizo una foto que sé que no utilizaré hasta lo que escriba para hoy. Cierro otro ciclo; estrené la libreta anoche antes de dormir, ÉSTA libreta bonita es para mí. Ambas las compré al mismo tiempo, para dos viajes largos, para dos viajes por separado. Y hoy empieza otro viaje para mi, hoy voy camino a lo desconocido.


 

Nueva entrada en el blog!
Pocas veces cuelgo fotos en blanco y negro, normalmente predomina el color, pues eso es la esencia de la vida, el color con el que eliges vivir... Me doy cuenta de lo cansada que estoy y pido otro café con leche que viene acompañado de un dibujito en la espuma del café. Le doy las gracias al camarero.
A pesar del cansancio no podría dormir, estoy expectante, ilusionada, asustada, firme, confiada, contenta, relajada y melancólica, y claro, en ese estado debo concentrarme para escribir la entrada del día anterior y emprender viaje lo antes posible.
Al tercer café con leche miro que hora es, debo ir pensando en comer algo, lleva bastante tiempo esto de escribir una entrada y al mismo tiempo mantener el Instagram  y cada día debo actualizar las dos cosas a partir de hoy. ¿Soy una persona inconstante o soy una persona que se adapta a los cambios?... Creo que soy una persona que se adapta a los cambios cada vez con menos drama, pero eso es porqué estoy en la mitad de mi vida. ¿Me habré convertida en la loca de los gatos? Añoro a Abbey y a Road y a ellos no puedo escribirles, ni llamarles por teléfono. Que fácil es la comunicación si dos quieren y cuanto nos la complicamos cuando queremos. Cuantas veces es difícil hablar conmigo! Soy de las que pierde el norte, no escucha, se obceca, quiere tener la razón y eso me ha llevado complicar conversaciones fáciles que tengo con extraños pero no con allegados.
Mi bocadillo de tortilla llega con el café con leche pero sin dibujito. Eso nos lleva al camarero y a mi a una breve conversación. Es fácil una conversación con una sonrisa y se nos ha olvidado sonreír. Se nos han olvidado los buenos días al llegar al trabajo. Estamos demasiado inmersos en la tecnología cómo para no mirar al próximo a los ojos. Creo que ha llegado el momento de marcharme, seguir construyendo la entrada de hoy.
Consulto el mapa, sólo sé mi destino de esta cena. Me gusta cenar acompañada. Me gustan las cenas con mis amigos. Hace tres días cenaba en casa de Laura. Me marchaba al día siguiente, pero decidí aplazar mi marcha hasta ayer, por lo cual ya nos habíamos despedido. ¿Cuántas veces nos despedimos? ¿Todas las despedidas son diferentes? Y si no te gusta la última despedida, ¿Cuanto tiempo tenemos para poder cambiarla? ¿Y si nos quedamos sin tiempo?. El hoy es hoy por lo que al ver el mapa me doy cuenta de que sé cual será mi próximo punto de parada. Pero no sin antes despedirme de Sallent no sé cuánto tardaré en volver, tampoco eso importa ahora.


Es el momento de introducirme en el mar con mi respiración cómo único sonido. Mi coche, mi música, el silencio... Próxima parada Vic. Cuando paro el coche aprovecho para llamar a mis padres, la conversación que mantuvimos ayer fue apresurada. Pero yo ahora estoy en paseando por las calles de esta hermosa ciudad. Me fascinan sus fachadas, se nota que soy turista, no dejo de mirar hacia arriba, camino con calma para que no se me escape ninguna. 

Hay un edificio que me despierta interés en particular. Es un edificio precioso, tiene una galería interior y le hago una foto. Hay un chico que está trabajando y al verme parada frente al edificio me pregunta si no estaría mejor en la piscina. Hace demasiado calor. Yo me río, la situación me divierte. ¿Cuántas veces nos atrevemos a hablar con extraños? ¿Es más sencillo hablar con un extraño? Sin lugar a dudas hoy tendré que probarlo, pues mi destino final es con un extraño.
Sigo camino hacia la plaza y la bordeo admirando sus fachadas. Suele llamar mi atención cualquier artesanía que encuentro por lo que me acerco a otra tienda dónde venden espardeñas.
Justo delante de la tienda topo con otra iglesia. No sé en que momento leí que cuando vas paseando y necesitas descansar el mejor refugio es una iglesia. En ella puedes encontrar descanso. Y eso hago. Al traspasar la puerta me encuentro con una gran reja, no podré acercarme al altar para poder apreciar el trabajo artesanal de cerca, pero sí que hay un banco dónde poder sentarme unos minutos. El barroco fue una época de gran esplendor, por lo que estar allí en aquel momento y poder admirarlo ya es un privilegio.

Voy a seguir camino, lo que he venido a hacer aquí ya está hecho. Pero antes voy a volver a pasar por la plaza. La última vez que estuve allí encontré una fachada que quiero volver a fotografiar. Hace mucho tiempo ya, después de una estancia en el hospital debía guardar reposo. Mi pareja de entonces me compró el puzzle más grande que había, si no recuerdo mal era de 5.000 piezas. Ese puzzle me acompañó durante 3 mudanzas. Un buen día decidí que ese puzzle no debía acompañarme más y lo dejé en la calle para que otra persona lo recuperará y acompañara su vida.
En Andorra es costumbre dejar los muebles en la calle. Todavía existe el servicio de recogida a domicilio, llamas al ayuntamiento y lo dejas en la puerta de casa la noche antes de la recogida. Es algo maravilloso! Mi casa está llena de objetos recuperados, de reinventar una jaula de pájaro y reconvertirla en una lámpara...
Voy haciendo las fotos para la composición y miro al lado para no tropezar contigo aunque sé que no estás.
¿Decidimos cuando dejar a una persona? ¿Y si es la otra persona la que decide dejar una relación contigo? ¿En qué momento una relación se rompe? ¿Es la vida la que separa a las personas? ¿Son las personas las que deciden a quien quieren en su camino? ¿Decidimos qué personas queremos en este camino? ¿Atraemos a las personas dependiendo de nuestra situación anímica? ¿Rehuimos a las personas dependiendo de como nos vemos nosotros mismos?
Son las cuatro estaciones, invertí mucho tiempo de mis días en hacer ese puzzle, pero entonces era lo que necesité, hoy ya no tenía sentido tenerlo conmigo. Su utilidad fue curarme de mi enfermedad, recordarme lo bonita que era la vida y cuantas veces la damos por sentada.
Es mucho mejor la vida cuando te rodean personas que te aportan energía, inspiración, alegría. Personas que potencian y no quedarse mucho tiempo en aquellos lugares o relaciones que te absorben de tal forma que olvidas quien eres.
Voy en dirección al coche y vuelvo a cruzarme con el chico de antes. No, aún no he ido a la playa ni a la piscina, pero ya quedan unas horas menos. El edificio que llamó mi atención está justo al lado de dónde está trabajando y ahora sí voy a pararme. Me pareció un edificio con patio interior y al llegar a él me doy cuenta de que solamente queda un local ocupado, toda la galería está vacía, no sé si por antiguo o porque realmente esta crisis nos está arrasando.



Sigo paseando y la mayoría de establecimiento están cerrados. Ha cambiado nuestra forma de comprar. Ha cambiado el comercio. Queremos ir en coche a todos lados, pero ahora somos bio, vega, intolerante. Hemos cambiado muchas cosas en demasiados pocos años. Estamos acabando con el planeta. Quiero ver muchas cosas antes de que cambien más.
Es momento de volver al coche.
He decidido que consultaré los mapas en lugar de continuar haciéndole caso al GPS, esta mañana me ha indicado la salida a casi un quilómetro de haberla pasado. La tecnología no es lo mío.
Mi próxima parada es la playa!
Al meterme nuevo en mi submarino, mi música, mi silencio. Veo cómo va cambiando el paisaje. Es precioso! Estoy en lo alto de una cordillera, veo pasar montañas y montañas repletas de árboles. Un pueblo a la izquierda, es de estética medieval, paso al lado de una piscina, el sol empieza su caída, pero aún quedan muchas horas de luz.
Entonces suena una canción de mi lista.
Y lo constato, a partir de ese momento y por lo que me resta de día todo lo que voy a hacer es nuevo. Vuelvo a estar expectante. Se cruza en mi camino un cartel anunciando que dentro de 5 quilómetros hay la salida al Pantà de Sau. Hoy voy a tomar ese desvío.
Cojo la carretera serpenteante de montaña, cuánto disfruto cuando conduzco por carreteras así!
La carretera está concurrida pero llegados a un punto lo entiendo. Este fin de semana celebran un festival de música, el BIORITME así que paso la entrada y continúo hasta el final de la carretera recordando los buenos momentos pasados en el último festival de música, FESTIVALERA. Disfruté, cómo lo estoy haciendo ahora.
Es impresionante lo que somos capaces de hacer las personas por beneficiarnos de la naturaleza. Por "mejorar" nuestra situación. ¿Hemos sido respetuosos con la naturaleza? ¿Va algún día la tierra a arrasarnos y a continuar viviendo? Ya lo hizo antes, ¿porqué va a ser imposible que vuelva a pasar?. Muchas, muchísimas veces en mi día a día dejo que los problemas que me rodean me absorban de tal forma que no veo una salida. Es en momentos como éste cuando realmente entiendo el significado de relativizar las cosas. Soy una hormiga en una arboleda en la loma de una cordillera dentro de un continente en el hemisferio norte de un planeta y nunca he salido de Europa. Aún no sé lo grande que es el mundo. Aún me queda mucho, muchísimo por ver.
Conducir por esa carretera y mi acumulación de sensaciones me ha llevado a querer un descanso, por lo que decido parar en Vilanova de Sau.
Sigue haciendo calor pero tengo la suerte que en el parque corre el aire pues está en el punto más alto del pueblo, justo al lado de la iglesia.


Quiero ver el mar! Lo echo de menos, su olor, su vida, su color, su furia. Nací en el mediterráneo! y tarareando vuelvo a entrar en el coche, recorrer la serpenteada carretera y volver a poner dirección al Mediterráneo.
Hace casi un mes tuve unos huéspedes en casa que me aportaron muchísima energía. Juandi y Miguel venían de Melilla. Que difícil tiene que ser vivir entre vallas. Y también estaba Samuel que venía del Quebec. Con Samuel nos sentábamos en la terraza, mirando las montañas y escuchando música tuvimos conversaciones hasta que el sol caía. Me explicó sobre Canadá. No sé si algún día lo visitaré, pero de momento debo conformarme con imaginarlo a través de sus ojos y sus palabras. Me dijo que esperan incrementar la población en millones de personas en los próximos diez años y yo le contesto que soy una mujer mediterránea. Es ahí dónde quiero acabar mis días y noches.

Aparco el coche, me descalzo y voy caminando hasta la arena. Es maravillosa la sensación de hundir los pies en ella.
Es una playa preciosa, con sus dunas y sus casetas de colores. Hay gente jugando a vóley, con sus sombrillas, con pelotas, otros con sus veleros, el mar está lleno de barquitos.



Tan sólo me queda media hora para encontrarme con mi anfitrión, Jordi. Hemos estado hablando estos días atrás. Se mudó hace tan sólo un mes a su piso y a mi llegada encuentro que ha estado esperando para que le ayude a colocar unos estantes en un armario que se está fabricando para un hueco desperdiciado al lado de la nevera. Y allí estoy ahora, colocada detrás de la nevera y con el taladro en la mano. Me encanta!
Vamos hablando sobre lo que hemos hecho durante el día, me dice que vivía en Sant Feliu de Guíxols y pregunta si la conozco. Le digo que he estado en la playa de Sant Pol. Dice que es la mejor de Sant Feliu y más tarde cuando salimos a dar una vuelta me doy cuenta de que algo de razón tiene.
La playa me decepciona, han construido un embarcadero hasta más de la mitad de la playa por lo que se pierde lo mejor del mar, la sensación de infinito. Se ha convertido en una piscina antinatural. 
Cogemos una calle empinada para subir a ver una ermita, tiene las mejores vistas del pueblo. Discrepamos sobre si se verán las estrellas, pero será así pues la contaminación lumínica la vamos dejando atrás.


Bajamos al pueblo, caminamos entre sus calles, encontramos un concierto en directo. Están cantando una canción de estopa. La última vez que escuché un concierto de Estopa viene a mi de nuevo.
Jordi me pregunta sobre mis cinco películas favoritas. Me gustan muchas. No soy capaz de eso, puede que si las dividiera por temática podría acortar la lista. Casi al mismo tiempo, después de nombrar varias películas, llegamos a una en común.
"Remember, remember, the fifth of november".
Cuando voy al cine no me gusta hablar, pero esa es una de las grandes ventajas de poder ver una película en casa.
Interrumpimos la película, es inevitable comenzar a hablar sobre política en España, en Cataluña, en Europa. Jordi es un buen interlocutor y escucho atenta sus opiniones, pero estoy cansada, para mi llegó el final del día y la película ha quedado a medias.

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