He viajado a Amsterdam en varias ocasiones. Cómo es normal cada una de ellas ha sido diferente. Afirmo que estoy enamorada de dicha ciudad, de sus calles, de su gente, de su libertad, pues si hay una palabra que defina esa ciudad es la de LIBERTAD.
Pero la foto que voy a compartir hoy para este post me trae un recuerdo maravilloso. Gracias a que nos hospedamos con unos lugareños nos recomendaron varias cosas para hacer en la ciudad que nunca antes había hecho. Algo tan sencillo cómo coger un ferry que es gratuito y traspasar el canal más grande para visitar el lado más nuevo construido. Y nos encontramos con una puesta de sol al otro lado de la ciudad, teniendo la estación central de frente y dejando atrás sus bulliciosas calles.
Estabamos en aquella parte en que tan sólo pertenece a los lugareños y llevando la palabra turista a su máximo exponente.
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